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Historia de la parroquia

En el año de 1929, según consta en la campana menor, que es llamada Niño Jesús de Praga, comienza el culto en este mismo sitio donde está construido el actual templo parroquial.

Esta parroquia se desprendió de San Victorino (la Capuchina), según el relato de algunos fundadores, en el mes de septiembre, un sábado, trajeron la imagen del Niño Jesús de Praga donada por la señora Rosalía que era la dueña de estos terrenos. Desde la parroquia de San Victorino fue traída la imagen del Niño Jesús la cual fue recibida en la calle 13 con carrera 32, era la entrada principal al barrio; en ese tiempo tenía varios nombres: Las Margaritas, San Antonio y el Niño; la sagrada imagen fue traída en solemne procesión con luces y velas porque era de noche. Debido a un inconveniente, el sacristán de San Victorino no les dio la autorización por escrito para el traslado de la imagen y la policía los retuvo en la estación de La Sabana hasta resolver la situación.

Monseñor Gregorio Forero Nieto fue el iniciador y el constructor de gran parte del templo actual y presidió la celebración de la santa misa por primera vez en este lugar, una capilla construida en madera y tejas de zinc y así se entronizó la imagen del Niño Jesús de Praga.

En el año 1935, un 13 de septiembre, como consta en la placa del frontis de la iglesia, se bendijo la primera piedra y comienza en firme la construcción del templo parroquial, más tarde se presentó un inconveniente por el cual se cambió el nombre del Niño Jesús de Praga por el de San Gregorio Magno, lo cual causó un fuerte disgusto entre los feligreses y el obispo de ese tiempo. Para calmar los ánimos se da como titular de la iglesia al Niño Jesús de Praga y de la parroquia, patrono a San Gregorio Magno, aclarando que era un homenaje al fundador e iniciador de la construcción del templo y de la parroquia.

En el mes de julio de 1946, con motivo de la fiesta de la Virgen del Carmen, se bendice un tramo del templo según consta en una tarjeta de invitación; el 5 de noviembre de 1953 se erige canónicamente por decreto arzobispal 95. Se elige canónicamente como parroquia, la cual es administrada por la sociedad salesiana, que en ese entonces estaban construyendo el colegio Técnico Salesiano de Cundinamarca.

Los padres salesianos terminaron de construir el templo tal como hoy se encuentra, entre ellos se encuentran grandes sacerdotes de grata memoria como los padres: Antonio Mei, Claudio Bordiga, Alberto Lavagnino, Pedro León Trabucchy, Carlos Cubillos, Rodrigo Díaz y Carlos Julio Ochoa, último párroco salesiano. En el año de 1990 la parroquia es entregada a la arquidiócesis de Bogotá y llega como primer párroco arquidiocesano monseñor Carlos Arturo Leal, que construye la nueva casa cural y los apartamentos, para darle un alivio económico a la parroquia; lo sucedió el padre Julio César Giraldo, quien revistió de mármol el presbiterio y las naves laterales cerca al altar mayor, después llega el padre Luis Carlos Arcila, que duró solamente un año y seis meses. El 22 de diciembre de 2012 es nombrado el padre Andrés Barrero que permaneció cuatro años y once meses, y el 28 de noviembre de 2017 llega padre Agustín Rodríguez.

En el año 2016 llegan nuevos habitantes al inaugurarse el conjunto residencial Plaza de la Hoja, lo que atrae nueva feligresía y así con gran esperanza se está formando una nueva vida parroquial. Para el futuro se espera la construcción del nuevo proyecto residencial triángulo de la Bavaria con 3.000 nuevas viviendas, lo cual aumentaría más habitantes al sector.

Nuestra parroquia es tradicionalista, de una religiosidad popular, a veces poco participativa y comprometida, pero también es solidaria con acontecimientos parroquiales, esperamos formar una nueva imagen de parroquia más comprometida, feligreses mejor preparados y conscientes de su fe para emprender el nuevo rumbo con la ayuda de Dios y los méritos de la infancia de Jesús y de nuestro patrono San Gregorio Magno, la protección maternal de María madre y auxiliadora de la iglesia.